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martes, 9 de abril de 2024

Propuesta digital con la finalidad de motivar e incentivar a los estudiantes para que participen en educación física y el deporte escolar.




Debido a la importancia de lograr una motivación adecuada de los alumnos hacia las ejecuciones de la clase de Educación Física, se enumeran una serie de recomendaciones que pueden resultar de utilidad a los profesores que imparten esta asignatura, las cuales han sido compiladas por el autor a través de búsquedas en la bibliografía especializada o derivadas de entrevistas a profesores de experiencia y encuestas a psicólogos expertos en motivación.

Las recomendaciones derivadas de la entrevista a profesores de Educación Física y la encuesta a psicólogos expertos en motivación han sido tomadas de la fuente siguiente:

    Morales Tarifa (2008). “Plan de orientaciones psicopedagógicas para brindar atención a la motivación de logro en la Educación Física con alumnos de Secundaria Básica”.

    A continuación se ofrecen las recomendaciones antes mencionadas:

1.     Garantizar la toma de conciencia de los alumnos hacia la Educación Física a partir de comunicarles la importancia de las actividades que en ella se realizan.

    Es importante que el profesor comunique a los alumnos el por qué y para qué se realizan las ejecuciones de la clase y al mismo tiempo permita en estos la comprensión de su importancia, de esta manera logrará la toma de conciencia del los educandos durante el proceso y creará en ellos la necesidad de realizar las actividades de la clase.

    Esta recomendación asume importancia no sólo para la motivación de los alumnos hacia la clase de Educación Física, sino también para que estos incorporen la práctica de las actividades físicas como un hábito de vida.

    Si el alumno no comprende la importancia de las actividades que se realizan en las clases, es menos probable que se halle motivado por realizarlas.

2.     Actuar en las clases como un propio participante, realizando en la medida de lo posible las ejecuciones junto a los alumnos.

    En este sentido Saínz de la Torre León (2003) expone como máxima que a entrenadores con pobre grado de implicación en las tareas, corresponden deportistas poco motivados y poco propensos al esfuerzo.

    La implicación del profesor en las ejecuciones de las clase, como un participante más, resulta un elemento motivante para los educandos, ya que tiende a crear una mayor identificación y comunicación profesor–alumno en el proceso de enseñanza–aprendizaje.

3.     Ser ejemplo como profesor.

    Es una premisa importante para el profesor predicar con su ejemplo ante sus alumnos, su condición de paradigma para los educandos hace que estos le sigan y mantengan una disposición favorable en la clase.

    Si los alumnos perciben en el profesor falta de motivación al impartir las clases, no sentirán tantos deseos de llevar a cabo las ejecuciones y/o actividades.

4.     Tener en cuenta en las clases, siempre que sea posible, la introducción de cambios novedosos en las formas organizativas, el área donde se realizan, así como los métodos y medios de enseñanza (ser creativos).

    El profesor debe evitar que sus clases se desarrollen en un ambiente monótono, por ello resulta eficaz su creatividad en función de planificarlas de manera que los alumnos constantemente se enfrenten a experiencias novedosas que les resulten atractivas y que les estimulen a participar de la Educación Física.

    Debe procurarse, en lo posible, que siempre exista un elemento en la clase que constituya una “sorpresa” para los educandos.

    Para Sáenz López Buñuel, Ibáñez y Giménez Fuentes Guerra (1999) la novedad suele ser atractiva para los alumnos.

5.     Motivar las clases a través de juegos u otras opciones de interés para los alumnos.

    El juego es un buen recurso para motivar según refieren Sáenz López Buñuel, Ibáñez y Giménez Fuentes Guerra (1999), además de constituir un método a través del cual los alumnos experimentan satisfacción y al mismo tiempo desarrollan habilidades y capacidades importantes para la vida en sociedad.

    Fernández y otros (1993), citados por Sáenz López Buñuel, Ibáñez y Giménez Fuentes Guerra (1999) refieren que el juego se convierte en un método de aprendizaje y motivación muy útil en las clases de Educación Física.

    Si somos capaces de incorporar los juegos en las clases, acordes a las características de los educandos, para apoyar el cumplimiento de los objetivos previstos, contribuiríamos al desarrollo de los alumnos de una forma activa y placentera.

6.     Tener en cuenta en la planificación los gustos y preferencias de los alumnos.

    Según Sáenz López Buñuel, Ibáñez y Giménez Fuentes Guerra (1999) la selección de contenidos que sean atractivos para el alumnado es un criterio que puede favorecer o perjudicar la motivación.

    El profesor debe tener en cuenta al planificar las acciones de sus clases los gustos y preferencias de los alumnos, de manera que éstos sientan agrado por lo que realizan y no se vean contrariados en este sentido. Según López (2006) los educandos se sentirán realmente motivados en la medida que la clase dé respuesta a sus necesidades espirituales y de rendimiento.

    Es recomendable intercambiar con los educandos constantemente sobre las formas en que se están llevando a cabo las clases y a partir de ello tomar iniciativas que puedan ayudar a que logren una mayor satisfacción al realizar la Educación Física.

7.     Seleccionar ejercicios asequibles a los alumnos.

    El profesor debe planificar ejercicios que resulten asequibles para los alumnos, ya que de seleccionar aquellos que sólo puedan ser realizados por los más aventajados se propiciará en el resto de los educandos una pérdida de los deseos de realizarlos exitosamente. Para ello es importante conocer las características de cada miembro del grupo así como sus posibilidades de desempeño y en este sentido llevar a cabo un trabajo individualizado si es preciso.

    Según López (2006) el hecho de seleccionar ejercicios y actividades asequibles al alumno debe permitirle poner en tensión todas sus fuerzas, viéndose recompensado con la realización exitosa, lo cual constituye un elemento estabilizador de su motivación. En este sentido se debe determinar el grado de dificultad de las ejecuciones en el límite de lo que el educando puede hacer, ya que las demasiado fáciles o difíciles traen consigo la pérdida del interés.

8.     Reconocer los logros de los alumnos.

    El profesor debe reconocer en el alumno los logros que ha ido obteniendo de manera que esto resulte un estímulo que le ayude a seguir realizando exitosamente las ejecuciones. No es recomendable estar ajeno a los logros de algún educando, ya que esto le pudiera provocar pensamientos desfavorables, del mismo modo no se debe llevar a cabo un reconocimiento excesivo ya que de esta forma se adaptará al alumno a que lo más importante sea el reconocimiento y no el placer interno derivado de la propia ejecución.

    Es importante que la acción de reconocer los logros de los alumnos vaya acompañada de indicaciones precisas que los estimulen a seguir desempeñándose exitosamente en ejecuciones futuras.

9.     Desarrollar la clase en un clima donde prime la alegría.

    Para Hernández (1990), citado por Sáenz López Buñuel, Ibáñez y Giménez Fuentes Guerra (1999), el clima de la clase depende también del profesor y va a ser fundamental para la motivación del alumnado. Si el ambiente es relajado y distendido, los alumnos tendrán una actitud más positiva que en un clima tenso y estricto.

    El profesor debe garantizar que el clima de la clase sea agradable, ya que de esta manera los alumnos sentirán agrado al participar de la misma y darán lo mejor de sí en ella. Es importante tener en cuenta los gustos y necesidades de los alumnos, así como la planificación de acciones que sean compatibles con estos. Se debe mostrar ante el grupo un estado de ánimo favorable en todo momento así como un buen uso de la comunicación.

10.     Aumentar el grado de complejidad de los ejercicios a medida que los alumnos los dominen, no dejando errores sin vencer.

    El profesor debe ir aumentando el grado de complejidad de los ejercicios que selecciona para las clases en la medida que los alumnos los vayan dominando, es importante no incorporar un nuevo ejercicio sin que los educandos hayan dominado los que se han orientados anteriormente. Esto permitirá que se vayan experimentando vivencias de éxito en la clase y por consiguiente estados de satisfacción derivados de las ejecuciones logradas.

11.     Darle posibilidades de libertad a los alumnos dentro de la clase para que sean creativos, en la medida de lo posible.

    El profesor no debe propiciar que la clase de desarrolle sin facilidades de libertad para el alumnado, sino por el contrario, debe brindar a los alumnos la posibilidad de ser creativos al realizar las ejecuciones planificadas. Es importante tener presente hasta donde puede ser permisible la creatividad de los educandos sin que se vea afectado el cumplimiento de los objetivos o la calidad de la clase.

    Una clase que brinde poca libertad al alumno, donde exista predominio de los métodos reproductivos, propiciará en los educandos menor satisfacción que aquella donde se permita una mayor creatividad y se base en métodos productivos.

12.     No abusar del control aversivo o negativo en la clase.

    Pasa Saínz de la Torre León (2003), el control positivo se utiliza para fortalecer las conductas deseadas en el alumno, contribuyendo a incentivar la motivación del mismo, mientras que el control negativo persigue eliminar las conductas que consideramos inadecuadas, a través de la crítica o el castigo, lo que deteriora la diversión y alegría por la práctica deportiva.

    El profesor debe tratar de no abusar del control negativo en la clase, sólo valerse de esta manera en caso que las circunstancias así lo requieran (ya sea para imponer disciplina u otras situaciones que lo exijan). En él debe predominar el control positivo propiciando que la clase se desarrolle en un ambiente agradable.

13.     Mostrar como profesor un buen estado de ánimo en la clase.

    El profesor debe mostrar ante sus alumnos un buen estado de ánimo, los problemas personales no deben influir negativamente en la posición que adopta ante el grupo. Su actividad, según López (2006), debe caracterizarse por un trato afable, una disposición adecuada ante el trabajo, por la introducción de medidas para animar a los alumnos y la ayuda a los que presentan dificultades.

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